sábado, 23 de noviembre de 2013

El 2012 pasó como un rayo.

Esas navidades Judith ya era más mayor y la llevamos al centro a ver todo decorado con las luces de Navidad, los puestos con las panderetas, petardos, adornos... Le compramos una pandereta pequeñita roja y hasta que se rompió por primavera o así no paraba de tocarla. Juré que jamás le compraría otra, pero no pude cumplirlo...¿Quién se resiste a decirle que no?

Tras las fiestas tocó incorporarse a la guardería. Me comentó su profesora que la veía preparada para empezar a quitarle el pañal poco a poco, aún no tenía ni 18 meses así que fuimos tranquilos. Empezaron por sentarla cada hora en el váter de la guarde, para que se fuera acostumbrando a él. Primero con el pañal puesto y cuando ya lo conocía empezaron a quitarle el pañal. Le encantaba sentarse en él pero no estaba muy por la labor de darle uso. Yo en casa lo intentaba pero era muy rara la vez que conseguía que hiciera pipí dentro del váter, aún era muy pequeña así que decidimos aplazar la operación pañal.

Celebró su primer carnaval disfrazada de abeja, pero no le gusto mucho eso de disfrazarse...

En ese tiempo noté un gran avance en Judith en cuanto a la relación con los demás niños se refería. Era cada vez más sociable, y aunque tenía y tiene mal genio a veces, es una niña muy sociable y siempre acababa jugando con algún niño en el parque. En la guardería había hecho ya dos grandes amigos: Francisco y Dani. Eran los tres inseparables. Francisco bebía los vientos por dónde iba ella, tenían un carácter completamente diferente y esto hacía que se llevaran tan bien. Dani era más como Judith: travieso, nervioso, pícaro...por lo que acababan peleándose más pero a los niños los enfados le duran poco. 


Empezaba el buen tiempo, y con ello las salidas más a menudo al parque. Seguía subiéndose a todos los columpios sin miedo y yo seguía sufriendo por ella por si se caía. En verano empezamos a ir a la playa. Ese año fue mejor que el anterior, le gustaba cada vez más y ya jugaba en la arena sin problemas. Al agua del mar aún le tenía demasiado respeto, pero si os soy sincera lo prefería a que fuera demasiado confiada. Fue su primera vez en la piscina, estaba graciosísima corriendo de un lado a otra con los manguitos puestos, le encantaba. En agosto volvió a venir la feria y ella se montó en muchos más cacharros que el año anterior. Se vistió de flamenca por segunda vez, la primera vez fue en febrero celebrando el día de Andalucía en la guarde.
Su cumpleaños lo celebramos como el año anterior, en el mismo local con la familia. Era muchísimo lío y para el año siguiente ya pensamos en hacer otra cosa. Aprovechamos la llegada del verano para quitarle el pañal al 100%, y aunque hasta no hace mucho se seguía haciendo pipí encima de vez en cuando, lo asimiló bastante bien. La caca le costó un poco más y siempre se la hacía encima, le daba miedo hacerla en el váter, no me preguntéis por qué, y eso que nos regalaron un orinal con música cuando tiraba de la cadena y tal...Ella no entendía que era eso que salía. Al cabo de un mes ese era un tema también controlado.


En Septiembre empezó su último año de guardería, tras ese curso iba a ir al "cole de los niños grandes". No me lo podía creer, la veía tan pequeña...Ya no tenía pañal, pero el chupete era y es un tema en el que aún estamos luchando. Si podéis evitarlo dárselo a vuestros hijos, os lo recomiendo. Os evitaréis muchos problemas.
Un día peinándola cuando llevaba poco tiempo de guarde le vi un piojo. Es hablar del tema y ya me pica por todos lados...¡¡UN PIOJO!! No podía ser, bajé corriendo a la farmacia...Compré un producto de allí y se le quitó el odioso bichito. Al día siguiente lo dije en la guardería y localizaron a más niños con el mismo problema, pero lo consiguieron eliminar. No volvió a cogerlos más.

Mis clases iban relativamente mejor, ya estaba en tercer curso, pero seguía teniendo asignaturas arrastrando. Había momentos en los que me frustraba y pensaba que jamás conseguiría terminar la carrera, que no era capaz, que era demasiado complicado para alguien como yo...pero luego miraba a mi hija y comprendía que por ella debía hacerlo. Por su futuro más que por el mío, yo pasé a un segundo plano desde el momento en que vi su cara.
Con mi novio iban las cosas bien, había momentos en los que todo estaba tenso por la situación en la que teníamos que estar (cada uno en una casa), pero nos habíamos "acostumbrado". En Agosto encontró un trabajo en el que actualmente sigue, su horario es un desastre y hace que nos veamos menos, pero hoy día no se puede elegir mucho. Hacemos lo que podemos.

Esas Navidades Judith tenia ya 2 años y 4 meses y se enteraba de todo mucho mejor. Volvimos a ir a ver el centro alumbrado, volvimos a comprarle OTRA pandereta (cómo no...) y su traje de pastorcilla para la fiesta de Navidad de la guarde, el del año anterior ya le quedaba pequeño. Mi princesa crecía. Ella lo eligió y tengo que deciros que tiene buen gusto jajaja

Y sin darnos cuenta dejábamos otro año atrás, otro año como mamá, otro año más feliz que el anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario